En
las hemorragias internas la sangre se dirige al interior de las
cavidades del organismo, por lo que desde el exterior este sangrado
resultará en la mayoría de ocasiones invisible a nuestros ojos.
Por esto es importante estar atentos a los signos y síntomas del
paciente tales como:
–
palidez,
–
piel fría y sudorosa,
–
sensación de mareo, dolor de cabeza,
–
confusión, sed,
–
taquicardia, hipotensión.
Y
sospechar una hemorragia interna en los siguientes casos:
–
Traumatismos en accidentes violentos (tórax, cabeza y abdomen).
–
Sangrado por nariz, oídos, recto o genitales después de choques
violentos.
–
Vómitos o golpes de tos acompañados de sangre.
–
Heridas por arma de fuego, con objetos que hayan penetrado en cráneo,
abdomen o tórax.
–
Fracturas en huesos como el fémur o la pelvis.
Las
medidas generales de actuación ante una sospecha de hemorragia
interna son:
–
Avisar a sistema de emergencias 112.
–
Tranquilizar al paciente.
–
Controlar los signos vitales.
–
Acostar al paciente boca arriba, evitando que se mueva y si es
posible con los pies elevados.
–
Aflojar la ropa en aquellos puntos que suelen comprimir (cinturón,
botón del pantalón, corbata).
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Arropar al paciente para evitar que pierda calor.
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